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Respecto a las relaciones muchas veces conflictivas entre el estado del ambiente y la salud humana, me permito recordar una publicación de 2020 del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente que lanzó su Geo-6: la situación ambiental del mundo en un momento determinado. Su sugestivo título, Healthy Planet, Healthy People, un planeta saludable para gente saludable, intenta mostrar las implicancias del manejo del ambiente, su directa relación con la salud y los riesgos que implica un inadecuado manejo. Por ejemplo, 2023 fue el año más caluroso del que se tenga registro en la historia. Esto implica que las amenazas del cambio climático y del calentamiento global ya están directamente entre nosotros, con la implicancia que este aumento de temperatura tiene en relación con la salud.

Otros ejemplos: cada vez son más los restos de microplásticos que afectan a la salud humana. El tema ha sido encarado por Naciones Unidas para tratar de desarrollar un tratado vinculante para el tratamiento del plástico y su residuo. O, como país en vías de desarrollo, destacamos la cantidad de basurales a cielo abierto que pululan en nuestra ecografía. En un estudio del Ministerio de Ambiente hace dos años se estableció que había más de cinco mil basurales clandestinos en nuestro país, mientras poco antes las Naciones Unidas habían creado una coalición para el cierre permanente de los basurales, una decisión que tomaron todos los ministerios de Ambiente de la región. En esta coalición más de 20 países miembros ya han desarrollado una hoja de ruta y una línea de base de 11.000 basurales clandestinos. Los basurales constituyen un grave riesgo para la salud humana.

Entrevista realizada por Flor Codagnone.